jueves, 9 de noviembre de 2017

Gestionar la incertidumbre


Todo joven deportista con un elevado nivel competitivo tiene el anhelo de alcanzar algún día el profesionalismo dentro de su especialidad. En todos lo casos sin excepción, requerirá de una enorme inversión por parte del interesado y de sus familiares. Juntos deberán soportar esfuerzos y renuncias desde la más tierna infancia hasta la madurez, pasando por la delicada etapa de la adolescencia.
Vaya por delante mi más sincera admiración para todos aquellos valientes que tienen la determinación de intentarlo diariamente en su lugar de entrenamiento, sabiendo de antemano que lo habitual es fracasar. En ese caso la sociedad se beneficiará de deportistas amateurs formados en unos profundos valores positivos que el deporte de competición les habrá inculcado a lo largo de aproximadamente una década.
Durante el proceso formativo un jugador atraviesa diferentes fases, todas ellas igual de importantes y que condicionarán el resultado final. Pero, sin duda, hay una especialmente sensible. La distancia entre quedarte en un jugador promesa o convertirte en un jugador consolidado en la élite es la etapa que más incertidumbre genera al jugador y a su entorno. También es un momento particular para el club, ya que deberá tomar una decisión transcendental y de carácter estratégico sea cual fuere el resultado final. No olvidemos que los clubes son sociedades mercantiles cuya misión principal es aumentar su patrimonio con activos de carne y hueso que visten en pantalón corto.
Fuera de los centros de formación hace frío, mucho frío. Especialmente ese cambio brusco de temperatura lo padecen aquellos jugadores que han sido formados en clubes profesionales y que han disfrutado durante años de todo tipo de mimos. Dichos cuidados, que dicho sea de paso suelen acomodar a los jugadores, superan habitualmente a la realidad que les espera en el entorno profesional. La élite busca resultados. Recibes lo que das. Se acabaron los test. Es la hora de la verdad. Exige rendimiento más allá de las circunstancias que envuelvan a la plantilla y para ello el jugador deberá estar preparado a todos los niveles. Toca demostrar el nivel deportivo y personal adquirido ante el juez más exigente: el primer equipo.
En esta recta final en la que el jugador vislumbra el profesionalismo aparece una de las asignaturas más complejas y que, paradójicamente, no se supera con los pies. La convivencia dentro de un vestuario profesional cuando eres un juvenil es impactante. Supone un exigente examen. Pone en juego la vanidad de las “estrellitas”. No eres nadie y ellos son los amos del garito. El joven jugador tiene una lupa constante sobre su cogote. Tendrá que convivir con jugadores expertos y consagrados con centenares de batallas en sus piernas. Tendrá que respetar los nuevos códigos, normas, lenguajes y roles establecidos. El talento puede abrirte las puertas de la primera plantilla pero definitivamente tu comportamiento será el que te consolide para siempre como un compañero y no como un elemento discordante.
Todos los jugadores profesionales pasaron alguna vez por la angustiosa sala de espera. Los que fueron pacientes, cuidaron los detalles, tuvieron una calma activa y recibieron buenos consejos, vieron como se encendía la luz verde del vestuario de los mayores. En la vida como en el deporte, el fin no justifica los medios. El proceso cuenta y mucho. Te permite disfrutar y compartir con los tuyos el éxito si alcanzas la cima; o llevar con la mayor dignidad posible la caída. Me estoy refiriendo a ese momento en que un jugador llega al ocaso de la academia y debe poner en práctica todas las lecciones que ha aprendido en su etapa formativa. En ese preciso instante en que el jugador tiene la sensación de que el primer equipo está al alcance de sus manos y resulta que es cuando lo tiene más lejos que nunca. Pues bien, bajo mi punto
de vista, esa etapa vital del deportista puede ser tan traumática como maravillosa; dependerá de como decidan llevarla el jugador y su entorno. No es cuestión de suerte. Más bien al contrario. Es cuestión de mentalidad, darle normalidad al asunto y de un minucioso trabajo de orfebrería por parte de sus agentes.

Muchas son las expectativas que se crean entorno a los jóvenes jugadores y muchos son los factores que atormentarán al deportista. Algunos son exógenos como la confección de la plantilla, el perfil del entrenador del primer equipo, los resultados, el calendario, las lesiones, la política del club con la cantera, etc. Otros muchos sí que dependerán de éste y deberá poner el foco para potenciarlos.
Llegados a este punto resulta crucial que el jugador esté bien asesorado. La presencia de un agente profesional y cualificado siempre es necesaria pero definitivamente en esta etapa de tanta inseguridad, resulta crucial la toma de decisiones óptimas. Cuanta mayor incertidumbre, mayor debe ser el control de la situación por parte del asesor. No cabe la posibilidad de error. No valen las prisas ni los intereses de la agencia en cuestión. No aprovechar la oportunidad puede ser como pasar del todo a la nada y de la admiración a la frustración. Nadie dijo que ser futbolista profesional fuera fácil. Más bien al contrario. Resulta un reto apasionadamente complejo.

domingo, 29 de octubre de 2017

El futuro también es de ellas


No es ningún secreto que la desigualdad por cuestiones de género es especialmente significativa en el mundo del fútbol (y del deporte en general). Y la indiferencia de los grandes medios de comunicación hacia el fútbol femenino con respecto al masculino no ayuda a solventarlo. A día de hoy vende más la crisis sentimental entre Piqué y Shakira que el histórico arranque de curso del Barça Femenino. Cabe recordar que son los medios quienes determinan qué aspectos de la actualidad tienen más relevancia (teoría del agenda-setting), pero eso es meterse en temas de ética periodística, así que mejor dejarlo.
Si hay algo que el fútbol femenino lleva reclamando desde hace tiempo no es tanto la publicidad o la visibilización, puesto que poco a poco se va avanzando con partidos emitidos en abierto, o con proyectos como MARCA en Femenino. Actualmente la guerra viene por conseguir una situación laboral digna. No deja de sorprender que en España no exista un convenio colectivo para el fútbol femenino y sí para el masculino. Algo impensable en cualquier otro sector. Esto se traduce en la inexistencia de salarios mínimos, falta de contratos profesionales, trato desigual por parte de los clubs… Llevado a los números, podemos apreciar que, cuando con la Selección Española los hombres cobran primas estratosféricas por ganar un partido, las jugadoras sólo perciben 150€.
Esta injusticia no es única de nuestro país, sino que afecta al mundo entero. Tal y como refleja un informe elaborado el año pasado por la Equal Employment Opportunity Commission, en Estados Unidos los hombres ganan 5.000 dólares por partido más 8.000 por victoria, mientras que las mujeres sólo ingresan 3.600 dólares más un bonus de 1.350 por ganar. Esto se traduce en que un hombre que pierda 20 partidos gana más que una mujer que los haya ganado todos. Una situación cuanto menos asombrosa, ya que la selección femenina de Estados Unidos es posiblemente la mejor del mundo desde hace varios años, mientras que la masculina no se encuentra ni entre las principales potencias. Aunque, tras el paso por la vía judicial, el Senado aprobó una moción por la equiparación de salarios, las jugadoras de la selección americana prosiguen con su particular batalla.
Es cierto que en gran medida el salario de unos y otros se regula por el mercado económico. Griezmann genera más dinero al Atlético de Madrid que Marta Corredera, y por tanto gana más.  La igualdad salarial tardará mucho en llegar, al menos en un país como el nuestro, con una liga masculina tan potente frente a una liga femenina que aún necesita asentarse. Pero hay que luchar por ello.
Hace unos días se conocía la noticia de que en la Selección Noruega los hombres han decidido donar parte de su sueldo para que las mujeres no cobren menos por defender la misma camiseta. Los noruegos no son el primer país que lleva una medida así a cabo. En septiembre los jugadores de la selección masculina de Dinamarca comunicaban a la Federación de Fútbol Danesa su intención de rebajarse el salario para igualarlo al de sus compatriotas femeninas, y que así pudiesen vivir de su pasión de la misma manera que ellos.
En España también se han dado algunos pasos en la buena dirección. La entrada de Iberdrola el pasado año como patrocinador de la liga femenina ha supuesto no sólo un mayor beneficio económico para los clubs, sino una mejora en las condiciones de trabajo de las jugadoras, que incluso han llegado a disputar algunos partidos en los grandes estadios del país. También se ha acrecentado el interés por parte de la sociedad y medios por un deporte cada vez más pujante. Este año Loterías y Apuestas del Estado ha decidido incluir algunos partidos de la Liga Iberdrola dentro de la Quiniela, y GOL Televisión emite todas las jornadas varios partidos en abierto.
El camino que queda por recorrer es muy largo, pero se está avanzando. Son gestos de compañeros de profesión, de instituciones y de empresas, que ayudan a levantar los cimientos de la igualdad en el fútbol. Gestos que, aunque puedan parecer pequeños, son la base de un futuro más justo. Porque el fútbol femenino no es una moda, es una realidad que ha llegado para quedarse.

sábado, 10 de junio de 2017

El bueno de Juan Mata
Cuando una persona decide documentarse sobre un futbolista sabe de antemano que, por algún lado y por norma casi general, asomará alguna que otra “mala” noticia. Varias o tan solo una, suficiente para que le persiga de por vida. Insultos, patadas o declaraciones a destiempo.
Juan Mata (Burgos, 28 de abril de 1988) no responde a este tipo de futbolista. De hecho, todo lo contrario. Si una teclea en Google “mal gesto Juan Mata”, todos los links que aparecerán contendrán alguna de las siguientes palabras: “emotivo”, “precioso”, “bonito” o “hermoso”. Entre esta contradicción nace el bueno de Juan Mata.
El centrocampista del Manchester United ha ganado contra el Ajax la Europa League de la temporada 2016/2017. En la final fue titular junto a Ander Herrera y con Mourinho en el banquillo. El portugués le relegó en su etapa anterior en el Chelsea y Mata decidió cambiar de aires. Acabó en Manchester y meses después volvieron a verse las caras. Esta vez, ganó Mata.
Porque Mata no solo tiene cara de niño y una mirada inocente, sino que sabe jugar muy bien al fútbol. Por eso, al final, Mourinho entendió que si le tendía la mano, aumentarían las opciones de que ambos salieran vencedores. Y esta temporada el Manchester United, en plena construcción, se ha llevado su triplete: Community Shield, Copa de la Liga y Europa League, el único título que faltaba en las vitrinas del club.
Después de 11 temporadas desde que debutase con con el Real Madrid Castilla en la 06/07, Mata solo ha sido expulsado una vez, la pasada temporada recibió dos tarjetas amarillas en el encuentro contra el West Bromwich Albion, y nunca ha visto más de cinco amarillas en una misma temporada. En total, suma 10 títulos de 16 posibles.
También va camino de publicar un libro. No será una autobiografía, sino que en él se leerán poemas. Mientras tanto, además de darle patadas a un balón y escribir, no ha dejado sus estudios y cursa a distancia las carreras de INEF y Marketing. “Trato de hacer lo mismo que haría un chico a mi edad. No me considero un bicho raro”, explicó en rueda de prensa.
“A ver si conseguimos en España muchos más fans”, declaró después del partido contra el Ajax. Del Manchester United será más complicado. No tanto de su persona. Todo lo hace bien el bueno de Juan Mata.

viernes, 24 de marzo de 2017

Creo que la palabra IGUALDAD resume exactamente el cambio que a mi me gustaría ver en el mundo. Este cambio haría q todos valiesemos lo mismo sin importar que quien o como somos, desde mujeres y hombres, hasta ricos y pobres, animales considerados algo más que un juguete, pobres y ricos. Me gustaría vivir en un mundo donde la igualdad no signifique derecho por el que tenemos que luchar si no derecho del que todos poseemos. poder saber que ya nadie muere de hambre ni de sed y todos sabemos leer, por saber que no me pegaran por la calle por mi raza religión sexo o gusto sexual. Por saber que soy libre e igual q tú! 😄